Noticia del National Geographic

Las mujeres pueden producir nuevos óvulos a lo largo de su vida

Según un nuevo estudio, las mujeres pueden producir nuevos óvulos a lo largo de su vida, en contra de la creencia de que nacen con un número limitado. El hallazgo podría ser útil para mejorar la salud de las mujeres y los tratamientos de fertilidad.

 

Las mujeres tienen dos ovarios que liberan óvulos mensualmente. Investigaciones anteriores sugerían que las mujeres nacen con un número limitado de células germinales productoras de óvulos.

 
Sin embargo, durante los recientes experimentos, los científicos descubrieron un nuevo tipo de célula madre en los ovarios que, criadas en el laboratorio, produce óvulos inmaduros (ovocitos). Esos óvulos inmaduros, que aislaron de los ovarios de ratones adultos, pueden convertirse en óvulos fértiles.

El hallazgo confirma los experimentos anteriores del equipo, realizados en ratones, que identificaron un nuevo tipo de célula madre ovárica en ratones hembra.


El estudio, publicado en la revista Nature en 2004, fue le primero en «llegar a la conclusión de que la teoría de que las mujeres reciben al nacer un suministro de óvulos que se agota sin que se pueda renovar no es cierta», afirma el director del estudio Jonathan Tilly.


Al confirmar los resultados en personas, la investigación supone «un gran paso adelante», añade Tilly, director del Centro Vincent de Biología Reproductiva del Hospital General de Massachusetts, Boston (Estados Unidos).

 

«Desde una perspectiva biológica, la idea de que la mujer sigue generando nuevos óvulos durante sus años fértiles tiene sentido, si tenemos en cuenta que el hombre repone continuamente su esperma», señala.

 

Lo que no tiene sentido, según él, es que la mujer lleve consigo óvulos maduros durante años esperando quedarse embarazada, mientras que el hombre siempre tiene esperma fresco disponible.


Células madre de ovarios donados

Al principio Tilly tuvo problemas para encontrar tejido ovárico humano sano para su investigación.


Para conseguirlo en Estados Unidos, la única opción posible es utilizar tejido extraído quirúrgicamente de una persona enferma. En esos casos, el tejido no está sano y además los cirujanos solamente extraen pequeños trozos, por lo que resulta imposible saber de qué parte del ovario proviene exactamente el tejido.


«Si tratamos de cambiar una opinión fundamental sobre cómo funcionan los ovarios humanos, necesitamos ovarios con sus habilidades intactas para contener estas células», afirmó.


Una conversación casual con un colega japonés le proporcionó a Tilly el acceso a tejido ovárico sano que necesitaba: mujeres japonesas que se sometieron a un cambio de sexo y donaron a la ciencia parte de sus órganos reproductivos.


Con este tejido, Tilly y su equipo repitieron la misma técnica empleada en ratones para aislar las células madre de los ovarios humanos.


En primer lugar, el equipo identificó células madre ováricas a través de una proteína que sólo se da en las células germinales: óvulos, esperma y sus células precursoras.


Después, los científicos señalaron con marcador fluorescente cada célula madre ovárica con el fin de hacerle un seguimiento durante su desarrollo.


Cuando las células ováricas fueron pasando a través de una máquina especial que detecta los marcadores fluorescentes, las células madre se separaron fácilmente de otros tipos de células, y las células madre ováricas humanas emergieron «como por arte de magia», afirma Tilly.

 

Sin embargo, el equipo también descubrió que las células madre ováricas son poco comunes en los ovarios (hay menos del uno por ciento del total de células de los órganos). Quizá por eso han tardado tanto en ser descubiertas, «pasaban desapercibidas», señala Tilly.


La disminución de la fertilidad depende del medio y no de las células

El equipo necesitaba un modelo para probar cómo se desarrollan las células madres ováricas en el cuerpo humano.

 

 Puesto que está legalmente prohibido experimentar con personas vivas, los científicos inyectaron células madre con el marcador fluorescente en pequeñas muestras de tejido ovárico humano, e injertaron ese tejido en ratonas genéticamente modificadas para que no tuvieran sistema inmunológico y, por tanto, no rechazaran el tejido.

 

 En dos semanas las células madre humanas se desarrollaron en óvulos inmaduros, indistinguibles de los óvulos ya presentes en el tejido.


«La existencia de estas células precursoras en los ovarios femeninos durante los años fértiles no discrepa con el hecho de que la fertilidad va disminuyendo con la edad», afirma Tilly, cuyo estudio fue publicado online el 26 de febrero en la revista Nature Medicine.


«Más bien, el descubrimiento de estas células en las mujeres indica que tenemos que volver a pensar sobre cómo los ovarios acaban fallando con la edad, teniendo en cuenta estas células como una variable importante».


Por ejemplo, otros investigadores han descubierto que las células madre del esperma siguen presentes en ratones de avanzada edad con testículos atrofiados, aunque las células ya no funcionan correctamente. Sin embargo, si las células madre más antiguas son transplantadas en los testículos de un ratón joven, las células «se activan y comienzan a producir esperma de nuevo».


«Por tanto, el fallo de las gónadas en los machos, debido a la edad, no es consecuencia de la pérdida de estas células madre, sino más bien del deterioro de la ‘casa’ en la que viven»

Tilly cree que podría darse un fenómeno similar en los ovarios, que dejarían, con la edad, de producir nuevos óvulos.


El verdadero avance está en los marcadores fluorescentes

De momento, el nuevo estudio solamente puede mostrar de forma indirecta que las mujeres podrían producir nuevos óvulos de forma continua durante sus años fértiles.


En cualquier caso, la forma de aislar las células madre con la ayuda de los marcadores fluorescentes «es el verdadero avance y lo que realmente me impresiona de la investigación», afirma Justin Lathia, profesor de biología celular del Instituto de Investigación Lerner, de la Clínica Cleveland.


«Estamos viviendo la transición de tener que estudiar células madre en ratones a aislarlas individualmente», afirma Lathia, que no participó en el estudio.


«La técnica para aislar células madre es especialmente importante cuando se trata de células ováricas, pues se dan en pequeñísimas cantidades en los ovarios», señala.


Lathia añade que los resultados del estudio no supusieron una sorpresa para él, puesto que «la idea de la existencia de células madre en los ovarios siempre ha estado ahí».


Por último, comentó que el equipo no continuó su investigación para ver si un ratón o un humano podrían nacer de un óvulo producido por una célula madre, aunque cree que no tiene por qué ser, necesariamente, «algo fundamental».

 

Contra el reloj biológico

Según Tilly, en un futuro el descubrimiento podría mejorar enormemente la salud de las mujeres.

 

Por ejemplo, podría ayudar a los científicos a retrasar o interrumpir la menopausia, algo que Tilly y su equipo ya consiguieron con ratones.

 

 Al modificar genéticamente un ratón hembra para mantener su reserva de óvulos con el envejecimiento, el equipo consiguió interrumpir lo que «de broma llamábamos ‘ratonopausia’», comenta. El ratón evitó así muchos problemas de salud relacionados con el envejecimiento de los ovarios, como osteoporosis o pérdida muscular, los mismos problemas que afectan a las mujeres tras la menopausia.

«Si consiguiéramos ganarle la batalla al reloj biológico de las mujeres posiblemente se podría retrasar el envejecimiento de los ovarios».

Incluso los científicos podrían llegar a utilizar las células madres ováricas de una mujer para crear un «suministro ilimitado» de óvulos, que podría ayudar a mejorar los tratamientos de fertilidad.


«No quiero decir que podríamos producir un millón de óvulos en una mujer para mañana», advirtió. «Pero vamos por el buen camino para ofrecer a las mujeres más opciones».